CÉSAR BONA. LOS NUEVOS RETOS DE LA EDUCACIÓN
Según César Bona en este vídeo defiende que para ser un buen maestro, aparte de tener vocación, también hay que tener actitud. Y es que con esa actitud debemos contagiar a los niños y vamos a ser el ejemplo de cientos y cientos de niños y por eso, este juego no vale para cualquiera.
Él, cuando va a clase se siente un privilegiado porque para
él es como sumergirse en una piscina infinita de imaginación e ilusión. Y es
que aparte de ser privilegiados, tenemos una gran responsabilidad ya que
podemos educar en manada y no podemos olvidar educar con empatía, sensibilidad,
en emociones, en respeto, etc. Y si queremos una sociedad mejor debemos empezar
con estos pasos. Bona dice que si la educación fuera una pizza, la base sería
el respeto y todo lo demás los ingredientes: así como inglés, matemáticas,
lengua…
La curiosidad y la creatividad son dos aspectos que tampoco
podemos olvidar. Si van al colegio, se sientan durante toda la mañana y se
comportan como adultos, obtienen datos y luego los escupen, entonces les
estaremos robando su esencia. Por eso, debemos hacer de la escuela un lugar
donde los niños quieran ir.
Escuchar y conocer a los niños son otros dos aspectos a
destacar ya que si por ejemplo, vamos de excursión y vemos a un niño hacer una
cosa espectacular, es entonces cuando le estamos conociendo de verdad y no en
clase porque no son ellos mismos.
Una anécdota que tuvo con un niño muy conflictivo, Sergio,
fue que sacó un 1 en un examen y el niño cabreado fue a escupirle a la moto de
César. César le pillo y se lo comentó a dirección. A consecuencia de eso y de
su mal trayectoria el niño repitió y al año siguiente César era su tutor. Bona
se paró a hablar con Sergio y le preguntó que qué era lo que le gustaba y el
niño respondió que escribir cuentos, entonces Bona le propuso transformar sus
unidades en cuentos para que él se los contara a sus compañeros y funcionó.
Dicho niño sacó un notable, aprobó las demás asignaturas y sacó el curso. Esto
fue porque él era feliz y se le había escuchado. César a raíz de esto, aprendió
a que no tenemos que cambiar a los niños, sino que tenemos que cambiar la
perspectiva de los niños y que cada niño es un universo.
Otro niño era Iván, tenía 8 años y no sabía pronunciar bien
la “R”, en clase solo decía hola y adiós porque le daba vergüenza. Este niño se
convirtió en el líder de los 12 que hicieron una protectora virtual de animales
dirigida por niños y también, acompañó a César al precongreso mundial por los
derechos de la infancia y, allí habló delante de 400 personas durante 7
minutos.
Finalmente, Bona descubrió las cosas que están ahí y no nos
damos cuenta, que un niño es creatividad absoluta, curiosidad infinita, y que
tenemos que dejar de hablar y dejar las programaciones a un lado y ponernos a
escuchar. También descubrió que estamos hechos de emociones y tenemos que saber
encontrar las emociones de los niños. Nuestra misión como maestros debería ser,
darles las herramientas para que sean niños y adultos felices y que al fin y al
cabo, lo que importa son las emociones. Estos niños serán el futuro y entre
todos debemos devolver a la educación el lugar que se merece y de nuestra
profesión depende hacer este mundo un lugar mejor.
Dando un clic aquí, podrá usted ver el vídeo acerca de lo que trata dicha reflexión.
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